Con una trayectoria en la escena electrónica, Max Cooper tiende a experimentar con arreglos sonoros que compiten en el mundo del techno, con la intención de ofrecer a sus seguidores experiencias visuales y musicales que se vuelven una inspiración personal y que en la mayoría de las ocasiones incitan al baile.
Siendo una propuesta relativamente fresca, en el 2014 y a sus 34 años, el productor, originario de Belfast, Irlanda del Norte, debuta con ‘Human’, éxito que da inicio a un sinfín de vibras positivas entre sus seguidores.
En el año 2016 produce ‘Emergence’, su segundo LP, ambas creaciones con un tinte experimental que dejan ver grandes colaboraciones junto a Kathrin de Boer, Tom Hodge, David August y Throwing Snow, por mencionar algunos.
Dos años después, tras un aislamiento rotundo, Cooper resurge con su actual éxito ‘One Hundred Billion Sparks’, compilación de 12 temas que dejan ver y sentir en cada composición, su trabajo introspectivo y su esfuerzo por proyectar lo que el ser humano es y representa. Un LP cuyo propósito aparente es exhibir a través de una realidad visual-auditiva quiénes somos y cómo la soledad y la colectividad del hombre forjan conexiones.
Dicho álbum, puede vislumbrarse como su trabajo más personal, ya que en su creación no existe ninguna colaboración musical y es en su inminente sencillo ‘Hope’, donde Thomas Vanz lo acompaña con un video excepcional, son cuatro minutos que dan la oportunidad de explorar un material visual cien por ciento alusivo a “las neuronas”. Su brillantez y perspicacia dramática te envuelve en cada bloque que simula la actividad cerebral que remonta en las emociones, los recuerdos y por qué no, hasta en la posible construcción de nuestros pensamientos… y sí, todo esto creado desde una computadora.
Su segundo stream ‘Identity’, también ha destacado por su compleja producción de una acústica inmersiva que juega con la intensidad sonora, donde Pylik, hace un excelente trabajo al ejemplificar el sentir de Max frente al mundo actual, diversas creencias, políticas y normas sociales son las que regularmente confabulan en las expectativas personales y se vuelven el reflejo del ser humano como un anhelo colectivo.
Una vez más, Max Cooper deja entrever la acumulación de experiencias que somos capaces de almacenar en nuestra mente.
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